Un puerto abierto al futuro

Más náutica sostenible

En cuanto a la náutica, las cifras son igual de impresionantes: en este puerto construido en aguas profundas para eliminar los efectos de la marea -y por tanto navegable todo el año- hay 2.600 amarres a flote, complementados por 650 amarres. En 2023, la mitad de ellos habrán sido sustituidos por amarres con menor impacto ambiental, a fin de preservar las praderas marinas y las praderas de algas.
110 lanchas motoras se incorporarán también a los estantes del dique seco. Se trata de una solución práctica, económica y más respetuosa con el medio ambiente, que requiere menos pintura y tratamiento contra las agresiones marinas.

En el puerto de trabajo, un gran número de profesionales de la náutica se afanan en la preparación y reparación de embarcaciones, con el objetivo de recoger los residuos antes de que sean tratados y reciclados en los canales adecuados. Cerca de allí, miembros de
asociaciones de submarinismo, vela, remo (¡un medallista olímpico!), pesca y vela comparten momentos de convivencia
el mundo del mar. Una colaboración con la asociación Echo-Mer permite reciclar trajes de neopreno y velas usados y darles una segunda vida.
Desde el muelle, se puede ver el Cataglop, el buque anticontaminación del puerto, que se traga los residuos flotantes y las manchas iridiscentes. A 2 nudos, avanza tan despacio como los ciclistas por las carreteras del puerto hacia la capitanía y su tejado verde.
techo. Por la noche, pueden seguir pedaleando, porque en cuanto el sol desaparece por el horizonte, la iluminación fotovoltaica toma el relevo.
Un puerto sostenible también es bonito de noche…