Villa Ville D'hiverVilla Ville D'hiver
©Villa Ville D'hiver

Ciudad de invierno

Un sorprendente viaje en el tiempo

En 10 hectáreas, la Ciudad de Invierno de Arcachon vio construirse uno de los conjuntos de villas más originales del siglo XIX y principios del XX. Este barrio, en las alturas de la ciudad, es un pequeño paraíso de arquitectura y fantasía. Cada villa cuenta una historia, la del nacimiento de Arcachon, que se convirtió gracias a los hermanos Pereire en un balneario de primer orden de la Belle Epoque.

Un paraíso de arquitectura y fantasía

La Ciudad de Invierno es un mosaico de edificios todos ellos más excéntricos que los demás. Es evidente que los arquitectos de la época hicieron gala de una imaginación delirante para dotar a estas villas, chalets suizos, mansiones góticas o pabellones moriscos de balcones con añadidos cincelados, torreones, columnatas, fachadas neoclásicas, tejados extravagantes, escaleras singulares, verandas y jardines exóticos.

Con o sin paraguas

Pasear por las entrelazadas calles de Ville d’Hiver es como dar un paseo en el tiempo. Haga sol, llueva, venda o nieve, con o sin paraguas, el entorno es encantador. El recorrido puede partir de Villa Teresa (de estilo hispano-morisco), para llegar a Villa Toledo (de estilo hispánico con una escalera en trampantojo), Villa Alexandre Dumas (de gran riqueza decorativa), Villa Vincenette (vestida con sus bow windows), Villa Brémontier (reinterpretación del chalet suizo), Villa Trocadéro (cerca de la plaza Brémontier), Villa Carmen (de piedra y ladrillo).

¡Ya no cazamos allí!

Es una de las joyas de la Ciudad de Invierno; Fleming Square, antiguamente conocida como Palm Square. Alberga un quiosco de música muy bonito, todo vestido de blanco instalado en 1893. Allí se daban conciertos todos los domingos de invierno. Desde allí también se corrían cacerías, un deporte muy popular en la época. Personalidades como el rey de España Alfonso XII, Isabel de Austria (Sissi) o el príncipe de Gales hicieron escala allí. Todos los veranos se organiza allí una fiesta. Los residentes, vestidos de época, rinden homenaje a lo que algunos siguen llamando los locos años veinte.

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