Sandrine, ¿cómo se le ocurrió la idea de venir a Arcachon?
Me enfrenté al reto de responder a una licitación en menos de una semana para un cliente que quería reunir a 450 empleados. Nuestro anunciante tenía un pliego de condiciones muy preciso: debíamos presentar una oferta innovadora, creativa y, sobre todo, respetar la política de RSE de la empresa. Así que teníamos que ser accesibles en tren y estar a menos de 3 horas de París.
Había que encontrar un destino que combinara refinamiento y cambio de aires distinto de Cannes o Deauville, adonde ya habíamos llevado a nuestro cliente. Y, sobre todo, éramos muy conscientes de la sensibilidad de nuestro anunciante, así que había que volver a lo esencial.
Fue entonces cuando me acordé de la película promocional que había visto en un taller parisino sobre destinos a menos de 3 horas de París, «Palais des Congrès d’Arcachon; une énergie inspirante». De repente, todo parecía tan obvio. Ponía la película una y otra vez. La impresionante vista de la bahía, la pausa para el café con los pies en la arena, todo volvía a mí, la reunión con elequipo, las fotos, el azul de la bahía… la elegancia y la autenticidad del lugar…
El destino conocido por su patrimonio arquitectónico con la Ville d’Hiver, su Bassin, su ruta de las ostras y su patrimonio preservado. Volví a pensar en la elegancia y la sobriedad del corazón de la ciudad a 2 pasos de la playa y volví a pensar en el hecho de que la ciudad vive en las 4 estaciones, lo que fue un argumento nada desdeñable en la elaboración de la propuesta comercial.